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La Unidad Educativa Particular "De La Providencia", establecimiento
católico regentado por la Compañía de las Hijas de la Caridad, desarrolla su
labor con un profundo sentido de comunidad, expresado en la identificación con
la espiritualidad de la Congregación, un sentido de pertenencia y
corresponsabilidad de los distintos integrantes, la práctica del diálogo
constante con Cristo, sustento de nuestros diarios esfuerzos y en María
Santísima, pedagoga de la Fe.
En 1629 Vicente de Paúl, compartió con Luisa
de Marillac su ferviente deseo de servir a los hermanos más necesitados
descubriendo en ellos el rostro de Cristo. En efecto, San Vicente confió a Santa
Luisa la formación de las primeras Hijas de la Caridad, jóvenes del campo
deseosas de servir a los pobres. La primera Hija de la Caridad, que mostró el
camino a las demás, fue Margarita Nassau.
El 29 de Noviembre de 1633 nació en París, Francia, la Compañía de las Hijas de la Caridad fundada
por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac.
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Teniendo: Como monasterio las
casas de los enfermos, por celda un cuarto de alquiler, por capilla la iglesia
parroquial, por claustro las calles de la ciudad, por reja el temor a Dios y por
velo la santa modestia. El lema de la Compañía y que consta en su sello es: “La
caridad de Jesucristo crucificado nos apremia”.
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En 1668, el
Cardenal de Vendôme, delegado de la Santa Sede, aprobó el Reglamento de la
Comunidad; a esa fecha estaban establecidas en 60 localidades; y medio siglo
después, estaban presentes en 300 casas. Las Hijas de la Caridad rápidamente
fueron multiplicándose por todas partes, puesto que el servicio de los pobres es
múltiple y apremiante.
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En 1790, la
Compañía contaba con 450 casas; 20 de ellas en Polonia, 120 novicias en la Casa
Madre de Paris y 4300 Hermanas en las casas de caridad.
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En 1791, en
Francia, la Misión contaba con 168 casas y 55 seminarios. Hay que resaltar el
servicio heroico que realizaron las Hijas de la Caridad durante el período de la
revolución francesa, muchas ofrendaron su vida y murieron durante los años de
persecución. 1792 es conocido como el año del terror, de aquella época tenemos a
las Hijas de la Caridad, mártires de Arras y mártires de Angers.
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En 1870, durante
el gobierno del Dr. Gabriel García Moreno, llegan al Ecuador un grupo de 10
Hijas de la Caridad para servir a Cristo en la persona de los pobres.
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El 4 de
septiembre de 1872, en Guayaquil, se funda la Escuela “De La Providencia” en
la manzana donde ahora es la Casona Universitaria. En 1902 un voraz incendio
acabó con el edificio donde funcionaba la escuela, la entonces superiora Sor
Matilde Bizord continuó con su obra educativa y ayuda social en una casa cercana
al actual Asilo Calderón Ayluardo.
Posteriormente las Hijas de la Caridad recibieron un terreno donado por el Ing.
Alejandro Mann en las calles industriales entre Puná y Balao, actualmente Eloy
Alfaro entre Gómez Rendón y Brasil donde comenzó a edificarse una casa de
madera.
El Colegio “De La Providencia” fue fundado por: Sor Matilde Bizord (Superiora),
Sor Josefina Pacorec, Sor Agustina Pallares, Sor Filomena Silva, Sor Encarnación
Monerri, para dar una educación cristiana a las niñas y jóvenes, siguiendo las
huellas de Santa Luisa, primera educadora de la comunidad.
A finales de la década de los treinta (1930) se construye el actual edificio, el
mismo que, por sus características estructurales y ornamentales forman parte del
inventario del Patrimonio Arquitectónico de Guayaquil.
El 4 de septiembre de 1943, con gran júbilo tuvo lugar la inauguración de la
Sección Secundaria, convirtiéndose en el primer Colegio Femenino de Comercio de
la ciudad. La Unidad Educativa “De La Providencia”, cuyo nombre se debe a las
bendiciones y gracias recibidas por la “DIVINA PROVIDENCIA”, es en la actualidad
una de las instituciones educativas de gran prestigio en la ciudad de Guayaquil.
Su misión es formar mujeres eficientes con fundamentos básicos en valores,
desarrollo del pensamiento y habilidades, capaces de convertirse en auténticas
líderes de la comunidad y de la sociedad en general, con la mirada puesta en
Jesús y María, bajo la advocación de la Medalla Milagrosa, cumpliendo siempre el
lema del estandarte del plantel: “Ciencia, Trabajo, Fe y Oración”.
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